Hablar en público no es tan difícil

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Los discursos motivacionales están picando en punta en las empresas. En esta nota te contamos por qué y cómo prepararlos.

En tiempos de incertidumbre o de complicaciones, hay una fuerte tendencia a la parálisis. Nadie sabe bien qué debe hacer ni para dónde encarar. Es allí cuando la motivación, inspiración y estimulación se convierten en conceptos clave sobre los que apoyarse para salir victoriosos de estas situaciones. Hay muchas formas de transmitirlos, y en los negocios y la empresa, los discursos motivacionales vienen siendo una herramienta fundamental para levantar los ánimos.

Un discurso motivacional es aquella charla dirigida y enfocada a un grupo de personas a fin de inspirar a cada miembro a que continúe con sus tareas y trabajos. Este tipo de discurso se logra mediante el uso de frases positivas, un lenguaje amigable y argumentos que refuercen el sentimiento de unidad, laboriosidad y compañerismo.

El uso más frecuente de discursos motivacionales en el ámbito empresarial tiene el objetivo de incrementar la productividad laboral y la eficiencia de los recursos humanos de la empresa. Invita a que redoblen el esfuerzo y logren alcanzar objetivos y metas, mientras que se les da a conocer su importancia dentro del esfuerzo colectivo de la organización, y se valoran sus logros y posibilidades del trabajo en equipo.

¿Por qué un discurso motivacional?

Como dijimos, la empresa que sale adelante frente a un traspié es aquella que cuenta con un equipo de trabajo que continúa haciendo, creando, apostando e intentando frente a ese obstáculo. Los discursos motivacionales fueron creados para ello. Al enfocarse en resaltar las cualidades de una persona y su desempeño, un discurso de este tipo resulta muy efectivo. Seamos sinceros, ¿A quién no le gusta recibir halagos sobre su trabajo y sus aptitudes?

Además, vienen picando en punta últimamente por ser una herramienta que no requiere de mayor presupuesto. Solo basta con un vocero correctamente entrenado y creatividad para que el discurso motivacional cumpla su razón de ser.

Hablamos de vocero del discurso motivacional. Entonces, ¿Quién debería serlo? Sin más rodeos, es responsabilidad de los líderes de equipo llevar adelante estos discursos para estimular e impulsar que el equipo y por ende, la compañía, salgan adelante. Estos deben convertirse en “embajadores” de la organización y manejar adecuadamente la comunicación con mensajes claros, concretos y precisos.

Ejemplos brillantes de discursos motivacionales hay de sobra y en todos los ámbitos: ¿Cómo olvidar el de Martin Luther King y su “I have a dream” para luchar por los derechos civiles, o el de Emma Watson ante la ONU para apoyar el rol de las mujeres?

Si nos detenemos en los negocios, el célebre Steve Jobs, el fundador de Apple, se llevó todos los aplausos con su discurso en la Universidad de Stanford en 2005. Allí transmitió la importancia que tuvieron en su vida conectar puntos, el amor por su trabajo y la muerte, y explicó por qué los estudiantes deberían hacer lo mismo. Por el mismo camino, el creador de Microsoft, Bill Gates, ha brindado cientos de charlas para sus equipos, que fueron tan efectivas que al día de hoy trasciende su organización y es un gurú en motivar estudiantes a que sigan el camino de la tecnología y los negocios.

El papel del jefe es estar preparado: claves para brindar un discurso motivacional

La regla en el mundo de los negocios solía que ser que el CEO o jefe no era muy ducho con sus palabras, era “duro para conversar” y se le complicaba hablar más allá de su ámbito de expertise. Hoy, estas personas son cada vez más permeables y están más dispuestas a entrenarse para coordinar y animar a sus equipos de trabajo, y para mejorar su capacidad de hablar en público.

Estas son algunas claves para preparar un buen discurso inspirador y desterrar que hablar es una tarea difícil.

  • Si estás inspirado, inspirás a los demás: El elemento principal está en la conexión emocional que tengas con el tema o problema. Alguien que desea motivar a otros debe transmitirlo hasta a las personas más escépticas. Debés demostrarlo con tu tono de voz y lenguaje corporal. Importa más el cómo se dice que lo se dice. ¿Escucharon alguna vez esa frase? Acá aplica perfecto.
  • Compartí ideas y también emociones: el discurso motivador debe ser producido para ser escuchado por oído y el corazón. Si compartís solo ideas, tu mensaje será plano; si te enfocas sólo en emociones, pecás de sentimental. La clave está en equilibrar tu mensaje entre ambos
  • Incluí metáforas y ejemplos en tu discurso: ser descriptivos, dar detalles que hagan imaginar al público. Si estabas contento o triste cuándo te paso determinada situación o si llovía o estaba soleado, son importantes para el objetivo del discurso. También tus historias de vida alusivas al mensaje que querés dar, ya que tu equipo confía en vos y quiere saber qué hubieses hecho en esa situación. Este es uno de los puntos del discurso que más hay que trabajar y dedicarle tiempo.
  • Buscá la participación de tu audiencia: pedí a tu público exactamente lo que deseás que hagan o dejen de hacer. Tu seguridad al hablar en este punto es vital. Las personas necesitan un impulso para ir más lejos y lograr más, y acá es cuando podés pedirlo explícitamente.

Ya sea que necesites levantar los ánimos durante una fuerte crisis, o simplemente alentar a tus colaboradores a que sigan trabajando de buena manera en tu empresa, es más que interesante conocer que los discursos motivacionales son una gran y útil herramienta y que no requieren de presupuesto. Solo necesitás adaptarlo al contexto y tu motivación personal como líder para transmitírselo a los demás.

TAGS: discurso motivacional, liderazgo, ánimo, trabajo en equipo, problemas

POR: Karina Streger.

Mi nombre es Karina Streger. Soy Licenciada en Periodismo de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (UNLZ) y especialista en Gestión de Redes Sociales de la Universidad de Palermo. Juego y veo fútbol. Me gusta mucho la música electrónica, las nuevas tecnologías, descubrir nuevos lugares para merendar y aprender idiomas: hablo inglés, francés y (me defiendo en) hebreo y portugués.

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