Experiencia para reducir costos

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En este artículo te contamos de qué se trata la Curva de la Experiencia y por qué cuanto más haces una cosa, menos cuesta hacerla la próxima vez.

Dice un dicho popular que “la experiencia es un peine que te lo dan cuando te quedás calvo”, como si fuese una herramienta que poseemos cuando ya no la necesitamos. 
En management no hay nada de eso: la experiencia se convierte en un factor fundamental cuando hablamos de reducir los costos de producción y de ser más eficientes. Hoy, es un elemento clave que está siendo valorado cada vez más en las empresas y se relaciona con el de la Curva del Aprendizaje. Ambos conceptos nos resultan útiles para conocer la productividad de un trabajador en el mediano y largo plazo, y también para mejorar los procesos productivos. 
De esta manera, la experiencia —el know how—, se ha convertido en una premisa ineludible para entender que, a medida que hacemos algo, menos tiempo nos cuesta hacerlo.

La Curva de la Experiencia
La Curva de la Experiencia es una representación gráfica de un fenómeno macroeconómico cuya explicación surge en los años sesenta por parte del ingeniero Bruce D. Henderson, creador de la Matriz de Boston y fundador de la consultora Boston Consulting Group. Dicha representación nos ilustra la evolución que se produce en las empresas y en las personas cuando estas aprenden a trabajar. 
El concepto alude a la magnitud que se calcula a mediano plazo y se aplica a la mejora de los procesos productivos. El principio general por el cual se rige es el que “a medida que pasa el tiempo, se reducen los costos de producción”, siempre y cuando el volumen de ventas se sostenga. Así, la curva de la experiencia nos sirve para calcular la competitividad de nuestra empresa y para llevar a cabo un análisis de costos con éxito. Contribuye también a que los trabajadores ganen destreza. 
Ahora bien, esta representación gráfica va a estar dada en un plano cartesiano. Vamos a tener un eje “C” atribuido a los costos y un eje “X”, al de la producción. La curva de la experiencia nos dice que, cuanto mayor es el volumen acumulado de producción, menor es el costo directo por cada nueva unidad producida. Por ejemplo, cuantas más galletitas hagamos menor será el costo de cada una de ellas.
Gráficamente, la curva de la experiencia tiene una forma convexa y una pendiente decreciente. Esto significa que, a medida que pasa el tiempo, un trabajador produce más en menos períodos y esto hace que el costo de producción se reduzca.
 
La relación y la diferencia con la curva del aprendizaje
Para entender el concepto de experiencia es necesario remitirnos a un concepto antecesor: La Curva del Aprendizaje. En la década de 1930, el ingeniero aeronáutico Theodore Wright observó que cada vez que la producción de aviones se duplicaba, el tiempo que los trabajadores necesitaban para fabricar cada avión era cada vez menor. El porcentaje de horas disminuía en más o menos un 10 por ciento cuando la producción se doblaba.
Los porcentajes variaban según la industria, pero la tendencia era similar. ¿Qué era lo que sucedía a los ojos de Wright? A medida que la cantidad de piezas producidas aumentaba, los trabajadores ganaban confianza y velocidad en sus manos. Asimismo, perdían menos tiempo e iban descubriendo cómo hacer las cosas de manera más rápida. Esto también se aplicada a los cargos ejecutivos. Por lo tanto, la curva de aprendizaje, también llamada economía de escala dinámica, hace referencia al aumento de la productividad que se produce a través de la experiencia acumulada. Es decir, cuando una empresa lleva más de un período produciendo un bien aprende a producirlo mejor, lo que se traduce en una disminución del costo unitario a medida que aumenta la producción acumulada. 
La Curva de Aprendizaje, entonces, representa los aumentos de productividad como consecuencia de una mejor forma de hacer las cosas, es decir, del “saber hacer” de trabajadores y directivos en la explotación de una tecnología. Dicho aprendizaje se concreta en los procesos, habilidades y destrezas. A grandes rasgos, el aprendizaje se desarrolla a través de la experiencia. Esta última debe ser concebida también como un vehículo de aprendizaje que mejora las capacidades  a través de la repetición continuada de tareas y técnicas desempeñadas por personas o grupos a lo largo del tiempo.
Si bien parecieran ser sinónimos, en la Curva de Aprendizaje sólo se calculan las mejoras con los mismos factores productivos, es decir, con la misma computadora, calculadora, software o maquinaria. En cambio, el concepto de experiencia tiene una raigambre mucho más amplia. Uno de sus puntos más característicos es la incorporación de nuevas tecnologías que optimizan los procesos de producción. 
Mientras que las curvas de aprendizaje tienen en cuenta el tiempo de producción (sólo en términos de costo de mano de obra), la curva de experiencia es un fenómeno más abarcartivo en relación con la producción total de cualquier aspecto de la empresa, como la fabricación, la comercialización, o la distribución. 
Por lo tanto, el concepto de la curva del aprendizaje está vinculado a lo microeconómico, la variable considerada es el tiempo promedio por unidad de producción y su medida es la productividad del trabajo. La curva de la experiencia se relaciona con lo macroeconómico, las variables son los efectos sobre los costos directos de producción, trabajo y distribución, y la medida clave es la eficiencia. 
En otras palabras, todo lo que engloba la curva de aprendizaje entraría dentro de las curvas de la experiencia, pero no todo lo de las curvas de la experiencia tiene que ver con la curva de aprendizaje.

Conclusión

Entender los aspectos básicos de la curva de la experiencia es fundamental, ya que nos permite saber qué procesos se pueden mejorar y en qué fase está nuestra empresa o producto en el mercado. Para ello, es muy importante saber si este se encuentra en su etapa de introducción, crecimiento, madurez o declive.  
La premisa básica es que la experiencia reduce los costos de producción. En momentos en que la competitividad es un valor fundamental, mantener los niveles de excelencia de nuestra actividad es una cuestión de supervivencia. Un análisis de costos se vuelve clave en este contexto y, si bien factores como la tecnología o la innovación tienden a modificar la forma de la curva, la introducción de un nuevo producto o servicio siempre nos va a poner un desafío, y este puede llegar a ser hasta el mismo inicio de una nueva curva. 

TAGS: Curva de la experiencia, curva del aprendizaje, economía de escala, Management, Thedore Wright, Bruce Henderson, productividad

POR: Walter Sosa

Licenciado en Comunicación Social por la Universidad Nacional de Lomas de Zamora y diplomado en Marketing Integrado por la Universidad Nacional de San Martín. Es redactor y productor de contenidos del Laboratorio de Medios de la UNLZ. Ha realizado además la Diplomatura en Gestión Legislativa con orientación en Economía, Presupuesto y Tributación en la HCDN. 
 

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