La madre de todas las batallas para cualquiera que inicie el camino de la autonomía empresarial, sea a la escala que sea, es en contra del mal emblemático de la era moderna: el estrés. En tiempos de conexión 24/7 entrar en el círculo vicioso de sobreexigencia y bajo rendimiento es prácticamente natural, mientras que desarrollar un ciclo saludable de trabajo parece algo reservado sólo para quienes nacieron sin la necesidad de solventar su presente y futuro.
Objetivos para cumplir, vaivenes que soportar, urgencias que resolver, reclamos que demandan respuesta, problemas repentinos y hasta las propias necesidades personales y familiares pueden entrar en la pantalla de un smartphone al mismo tiempo. ¿Demasiado para alguien que intenta llevar adelante un proyecto que también puede ser su sueño? Quizás sí, a menos que se tenga a mano una serie de estrategias para cuidar la principal herramienta del emprendedor: él mismo.
Tiempo y organización
Antes de las alertas rojas, antes del burn out, de los problemas para dormir, del cansancio durante el día y de no saber por dónde empezar, hay un paso que no por básico es respetado por la mayoría de los que salen al mercado con su PyME o proyecto personal. Se trata de la correcta administración del tiempo y la distribución de tareas.
Este primerísimo primer paso a la hora de diagramar el desarrollo del emprendimiento es tan clave para la buena salud del mismo —y de quienes se hagan cargo de él— que incluso casas de altos estudios como la Universidad de Lima dedican un curso especial a sus estudiantes: “Gestión del Tiempo y Reducción del Estrés”. En su presentación, se aclara: “Una inadecuada organización del tiempo, factor clave de la productividad, es una de las fuentes de estrés más comunes para muchos profesionales. La bandeja del correo electrónico llena, llamadas que no cesan, consultas constantes, todo ello aunado a la presión y ritmo agitado del día a día, crean ansiedad, frustración y sensación de descontrol. Al asumir muchas tareas, no concluimos ninguna, lo que crea insatisfacción y luego estrés y muchas otras afecciones que merman el rendimiento laboral”.
Existen decenas de aplicaciones de agendas o calendarios para descargar al teléfono o computadora. Incluso una agenda clásica es válida. Lo importante es entrar en el buen hábito de sostener una cultura organizacional ordenada, para que las obligaciones no se enciman unas con otras desde el vamos, sino que puedan ser ubicadas lo más prolijamente posible a la cotidianidad de los emprendedores. Tiempo mejor invertido, menos estrés.
Deporte
Si el primer paso en la planificación de un emprendimiento, de un año o de un ciclo, está bien dado, significa que habrá quedado un tiempo libre y lógico para el esparcimiento y la recreación. Ya fuera del espacio de trabajo, la práctica regular del deporte es una manera accesible para la mayoría, si la idea es sostener un bienestar generalizado que impacte también en el desempeño laboral.
Son incontables los estudios de universidades y especialistas que puntualizan los beneficios de incorporar el deporte de forma sostenida a nuestra vida cotidiana. Para citar un caso local, la Dirección de Deportes de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, señala: “Nuestro cuerpo estará más liviano, con más energía e incluso mejorará nuestro estado de ánimo. Ese es el verdadero momento en el cual empezamos a salir de la trampa del sedentarismo”.
Definir cuál es la mejor solución para salir del a trampa del sedentarismo corre por cuenta de los gustos y del tiempo de cada uno. Algunos preferirán la natación por su manera de integral de beneficiar psiquis y físico, otros optarán por la practicidad de salir a correr en cualquier lugar cuando el tiempo lo permita y también estarán quienes elijan el entretenimiento de los deportes en grupo. El caso es el mismo: tener una mejor estructura física y mental para enfrentar las exigencias del día a día.
Alimentación
Otra herramienta práctica a la hora de mejorar el rendimiento en el trabajo y la resistencia a la presión es la relación que tenemos con la alimentación. Si la primera reacción es pensar que cocinar demanda mucho tiempo, quizás se deba revisar el primer apartado de este artículo, y tampoco esa excusa es absoluta a la hora de decidirse por comer mejor. Más que insistir en la preparación, los que dispongan de menos tiempo y menos ductilidad en la cocina pueden poner el foco en qué consumen.
Según la coach nutricional española María Llamas, “el brócoli, los repollos, la espinaca, ayuda a evitar que te sientas estresado, agotado y abrumado”. “La palta también es otro gran alimento que ayuda a controlar el cortisol, la principal hormona causante del estrés”.
“Las bananas -agrega Llamas- ayudan a producir serotonina, una buena hormona responsable de hacernos sentir bien. También ayuda a una función intestinal adecuada. Bien conocido por todos es que los plátanos son ricos en potasio, lo que puede ayudar a reducir la presión arterial y mejorar la salud cardiovascular”.
Por su parte, el también español Miguel Sánchez Romera, neurólogo y chef que publicó recientemente “Alimenta tu cerebro”, un libro sobre la relación entre la alimentación sana y el desarrollo del sistema nervioso menciona a las frutas secas y los cereales como altamente beneficiosos para el bienestar mental porque aportan vitaminas y nutrientes específicamente positivos para el cerebro. “Los frutos secos tienen elementos medicinales como los flavonoides y los compuestos fenólicos, que son grandes antioxidantes”.
Con el consejo de los especialistas en mente, sólo es cuestión de elegir qué góndolas ir a buscar en el supermercado o detenerse en cualquier verdulería o dietética de paso para conseguir los alimentos más apropiados para el tan exigido sistema nervioso. E incorporarlos. Consumir frutos secos o cereales en el trabajo en vez de golosinas procesadas de manera industrial o hacer una ensalada en vez de recurrir seguido el delivery son hábitos cuyo principal pilar no es ni tiempo ni conocimiento, sino voluntad.
Técnicas
Si el estrés y la ansiedad franquean la barrera de lo laboral y condiciona gravemente el tiempo que deberíamos dedicarle a otros vínculos y actividades, quizás sea tiempo de recurrir a prácticas que en los últimos años han ganado terreno en la vida e incluso el trabajo de muchas personas. Se trata de técnicas de respiración, meditación o prácticas como yoga o tai chi, que favorecen el bienestar trabajando cognitivamente la manera en la que el practicante se relaciona con lo que le ocurre a nivel general.
La psicóloga Maria Noel Anchorena, fundadora de Sociedad Mindfulness en Buenos Aires, organización dedicada a trabajar esta práctica de “plena atención en el presente”, explica que “el estrés impide lograr objetivos personales, alcanzar las metas, porque distrae del momento presente. La práctica del Mindfulness hace que uno esté más atento a las situaciones que vive y le ayuda a regular las emociones, a autorregularse”. "Cuanto más atenta al ahora y a las cosas de la vida cotidiana esté la persona, más preparada estará para modificar y generar estados de relajación y reducción de estrés; podrá recuperar el balance mente-cuerpo, que permite parar, detenerse, observar y, desde allí, dar una respuesta adecuada frente a los estímulos", afirma la especialista.
Ya sea con este técnica que combina respiración y concentración, con las milenarias posturas de yoga o tai chi o de la manera que más natural le sea a uno, cambiar la manera de relacionarnos con el estrés puede que no sea la más sencilla de las opciones, pero sí es la que construye un nuevo perfil interno para los desafíos que intenten complicarnos desde afuera.
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POR: Juan José Relmucao
Juan José Relmucao es corresponsal de Noisey, Thump, Creators Project y Vice Sports Latinoamérica. Además ha colaborado con medios argentinos como Buenos Aires Económico, Tiempo Argentino y Brando. También ha sido docente de Taller de Redacción Periodística en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora, integrante del Observatorio de Culturas Políticas del Centro Cultural de la Cooperación y redactor publicitario para A&E América Latina.