Consumidos por el trabajo

¿Escuchaste hablar sobre el síndrome burnout?

La intensidad con la que vivimos hace que seamos calificados según nuestro rendimiento. La volatilidad, la intensidad y la magnitud de las exigencias nos sumerge en lo que Zigmunt Bauman denomina como “modernidad líquida”: este tiempo posmoderno de cambios constantes, carencia de vínculos fuertes, inmediatismos, de vivir el aquí y el ahora.

El ámbito laboral no queda exento de este fenómeno. La época del pleno empleo ha terminado. Los trabajos prolongados y estables son características del pasado. Se fomenta el trabajo independiente, y se busca un constante crecimiento personal y profesional. En la actualidad, quedarse con el mismo trabajo toda la vida suena aburrido, poco productivo y hasta carente de experiencias nuevas. Dicha dinámica hace que estemos constantemente evaluados.

Y esta sobreexigencia es la que guarda relación con el síndrome de burnout, un trastorno emocional de afectaciones tanto mentales como físicas, que se manifiestan no sólo en el ámbito laboral, sino que se circunscribe en toda la cotidianidad de nuestro tiempo personal. De manera informal se lo conoce como "síndrome del quemado" o “síndrome del desgaste profesional” y quienes lo padecen son personas que, abrumadas por su trabajo, sienten que este nunca se termina y manifiestan un cansancio prolongado.

Presenta similitudes con el estrés, pero no son lo mismo. Hay varias diferencias, por ejemplo, aparecen:

  • apatía;

  • desinterés;

  • desmotivación general;

  • agresividad en el entorno familiar;

  • poca realización personal;

  • fuerte despersonalización.

Esto provoca una autoestima decreciente, y puede llegar a ser causal de depresión.

¿En qué ámbitos se da este síndrome?

Las poblaciones de riesgo son varias, por ejemplo, los profesionales de la salud, debido a las largas horas de guardia, los días enteros atendiendo, y la presión que cae sobre sus hombros. También quienes trabajan en el ámbito de la salud mental, en el que el desgaste diario, el poner el cuerpo y la constante sobreexigencia juegan en contra. Los empleados de transporte son un ejemplo claro, debido a sus largas jornadas laborales, las responsabilidades que conllevan y la necesidad de permanecer atentos por largos periodos. El sector de la educación carga con sus miles de planificaciones, las jornadas escolares y lo que arrastran los docentes para realizar en sus hogares. Por último, son propensos a este síndrome los empleados de atención al público tanto comercios, como en instituciones, donde la presión por generar ganancias suele ser abrumadora. Sin embargo, nadie queda exento, el burnout es una realidad de todos.

¿Cómo se manifiesta?

Uno de los ejemplos que puede ilustrar este trastorno, es el de la película “El diablo viste a la moda”, donde vemos como una joven muchacha que entra el mundo de la indumentaria, va perdiendo su vida personal a cambio de “éxito” laboral. Una de las frases ilustrativas sería la que le dice Nigel a Andrea: “Avísame cuando toda tu vida este arruinada, será el momento de un ascenso”.
(https://www.youtube.com/watch?v=D8PMaPJEF0k )

Otro ejemplo que narra esta problemática podrían ser los primeros minutos de “El club de la pelea”, donde Edward Norton se muestra totalmente sobreexigido y abrumado por su trabajo, lo que genera sintomatologías propias del burnout como el insomnio.

Pero antes de llegar a ese extremo, hay síntomas que nos pueden servir de alerta para identificar que no estamos bien. Las manifestaciones físicas pueden ir desde dolores de cabeza, contracturas musculares, desórdenes gastrointestinales, alteraciones del ciclo menstrual, úlceras y fatiga.

En cuanto a lo emocional, hay un aumento de la ansiedad, insomnio, aumento del consumo de drogas o bebidas alcohólicas y una vinculación negativa con el entorno.

¿Qué hacemos para evitarlo?

En primera instancia será crucial buscar espacios por fuera de lo laboral que estimulen la creatividad y expresión.De esta manera, podemos lograr momentos de goce que nos reconecten con nosotros mismos. Estas actividades pueden ser un deporte, algo artístico como escribir, pintar o bailar, o simplemente dedicarse tiempo a uno mismo.

En lo posible, deberíamos alejarnos de ambientes laborales tóxicos. Esto implica identificarlo, entender hasta dónde podemos llegar y no exigirnos de más. Para poder saber si estás en un ambiente laboral nocivo, basta con hacerse un par de preguntas: ¿existe el trabajo en equipo? ¿es posible establecer una buena comunicación con nuestros jefes? ¿se escuchan nuestros reclamos? Cuando hay un problema, ¿se buscan culpables o soluciones? ¿son claros los roles de cada uno en la empresa?

¡Que no te pase como en las películas! Si cambiar de trabajo no es una opción, en tu tiempo libre pasá tiempo con tus amigos y familiares, que son tu mejor red de contención. Ahí vas a encontrar un abrazo cuando lo necesites y las risas suficientes para recargar las pilas.

¿Qué pueden realizar las empresas u organizaciones para evitar que sus trabajadores padezcan de este trastorno?

- Crear un ambiente distendido y de seguridad, en el cual todas las personas se sientan escuchadas.
- Trabajar en una buena comunicación para que no se generen malos entendidos.
- Brindar una buena remuneración para que sus trabajadores se sientan reconocidos por su labor.
- Generar un equipo de trabajo participativo.

¿Qué pasa si tenemos este síndrome? ¿Hay vuelta atrás? Personalmente, creo que no existe algo así como “la vuelta atrás”, porque cada experiencia que vivimos es un aprendizaje. Sin embargo, el burnout mejora mucho si actuamos en consecuencia. El inicio de una terapia psicológica va a ser fundamental para poder abordar la sintomatología del síndrome y acompañar a la persona durante este proceso. Por otro lado, habrá que buscar los factores que originaron el síndrome y eliminarlos o reemplazarlos, aunque esto implique cambiar de trabajo.

¡Nuestra salud siempre tiene que estar primero! Y la salud mental es igual de importante que la salud física, porque, como dice la frase, “mente sana en cuerpo sano”.

TAGS: burnout, síndrome del quemado, síndrome del desgaste profesional, estrés, estrés laboral, depresión, salud mental.

POR: María de la Paz Villanustre.

Estudió psicopedagogía en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora. Se desarrolló en clínica, escolar, contexto comunitario, niñez y adultos mayores. Es investigadora y coordinadora del proyecto de voluntariado en jardines comunitarios de la Secretaría de Extensión de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNLZ, declarado de interés legislativo por la Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires. Sabe hablar inglés, francés y alemán. Ilustradora y creadora de contenidos en @lapsicopé.

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