Los distintos perfiles profesionales

Descubrir con qué tipo de profesional estamos tratando es clave para encarar una búsqueda laboral apropiada.

Un perfil profesional no es algo que se construya en una semana ni algo que pueda ser elaborado en base a actividades extracurriculares que intenten complementarnos; se trata de una manera de manejarse y de vivir las actividades profesionales. Es, más bien, algo que combina aspectos técnicos que pueden aprenderse con cualidades psicológicas que vienen desde la crianza y la propia experiencia de la vida.

Al momento de iniciar una búsqueda laboral, es decir, al conocer a potenciales empleados, tener en claro qué tipo de perfil estamos evaluando es un paso valioso para garantizar mayor éxito en las futuras contrataciones. Y para empezar a desmontar el tipo de perfil de un aspirante al puesto, bien vale tener en cuenta dos grandes categorías que agrupan habilidades laborales según sus características y aplicaciones: las denominadas hard y soft skills. Se trata de categorías que sirven para clasificar nuestras habilidades de acuerdo al área del trabajo en la que pueden ser aplicadas.

Por un lado, las hard skills agrupan a los conocimientos técnicos de las herramientas que utilizamos en nuestra área de trabajo. Si, por ejemplo, trabajamos como diseñadores gráficos, mientras más diverso y mejor sea el manejo de software de diseño, mejor serán nuestras hard skills, Si, en cambio, nuestro trabajo es del tipo data entry, la capacidad de subir información a la nube será la medida de nuestras hard skills.

En cambio, las soft skills están relacionadas con las habilidades de interrelación y con la denominada inteligencia emocional. Lucidez, liderazgo, maleabilidad para adaptarse al cambio y fortaleza para enfrentar tensiones son aptitudes claves para pensar este tipo de habilidades. Para citar un caso, alguien acostumbrado a bascular las responsabilidades de diferentes equipos de trabajo reunidos en torno a un mismo objetivo es alguien con un buen margen de negociación y lucidez, factores que robustecen la categoría de habilidades “suaves”.

Descubrir las aptitudes

Si los momentos principales para el conocimiento de un potencial empleado son la recepción del currículum y la entrevista mano a mano, se puede otorgar un sentido mayor a estas instancias si tenemos presentes las nociones de soft y hard skills en tanto herramientas de lectura de un perfil profesional.

Por lo general, las aptitudes técnicas deberían venir detalladas en el CV, como por ejemplo, qué tipo de herramientas y conocimientos han sido adquiridos a lo largo de los años y en qué ámbito de trabajo fueron aplicados. En este sentido, es recomendable prestar atención a la coherencia y diversidad de la experiencia que se explicita. Habrá quienes han concentrado su expertise en un ámbito puntual (contabilidad, por caso) y quienes se han desplegado en una diversidad de ámbitos. Aquí, claro, el empleador debe determinar qué tan profundos son esos tipos de expertise de acuerdo al período trabajado y el tipo de puesto ocupado. Y por último, pero no menos importante, el detalle y la claridad de estas experiencias también nos da una pauta del orden del candidato.

A diferencia de las “duras”, las habilidades suaves siempre van a verse de manera más concreta en la forma que tenga el potencial empleado de relacionarse con su entorno: compañeros, objetivos, presiones y variabilidad del ambiente de trabajo. Durante una entrevista, por lo tanto, es clave que nos llevemos una impresión clara de las habilidades expresivas del candidato. Su oratoria, el control o poco control de sus nervios, su reacción (incluso física) a las preguntas que se le realice. Alguien que ostente las cualidades de la confianza  y el don de trabajar bajo presión difícilmente se incomode durante una entrevista individual o grupal. Si a estas aptitudes que saltan a la vista también se les agrega algún tipo de curso de oratoria o coordinación de grupos, entonces estaremos ante un perfil fuerte en lo que a soft skills se refiere. 

Mejorar y crecer

¿Y una vez dentro de la empresa? El desarrollo de los estudios en Recursos Humanos permite que existan varias maneras de que los empleados mejoren estos dos grandes campos de aptitudes. En el caso de las habilidades “suaves” que vienen con la personalidad, abundan los cursos útiles para “afilar” esas aptitudes: oratoria, manejo de tensiones y liderazgo son tres de las muchas cualidades que pueden perfeccionarse en cursos oficiados incluso por algunas universidades del ámbito. En cuanto a las habilidades “duras”, siempre es conveniente ser lúcido en cuanto a qué demandas técnicas surgen de vez en vez. Por ejemplo, las apps, herramientas digitales, conceptos técnicos y materiales de estudio que nos hagan, sencillamente, tener más expertise en aquello que elegimos como carrera.

Con estas nociones incorporadas, se logra un doble efecto beneficioso para cualquier proyecto: achicar el margen de error en las contrataciones y, una vez integrado, saber cómo contribuir al crecimiento del personal.

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POR: Juan José Relmucao

Juan José Relmucao es corresponsal de Noisey, Thump, Creators Project y Vice Sports Latinoamérica. Además ha colaborado con medios argentinos como  Buenos Aires Económico, Tiempo Argentino y Brando. También ha sido docente de Taller de Redacción Periodística en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora, integrante del Observatorio de Culturas Políticas del Centro Cultural de la Cooperación y redactor publicitario para A&E América Latina.

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