Un recurso gratuito para nuestra empresa.

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¿Cómo usar la creatividad como recurso de nuestro negocio?

Autor: Sebastián Etcheverry.

Suele ocurrir que utilizamos la creatividad sólo para lo que llamamos ideas que generalmente aplicamos a la publicidad o alguna acción para llamar la atención pero si utilizamos la creatividad como parte de nuestro proceso de trabajo puede tener muy buenos resultados.

Mi tía tiene un supermercado de barrio en Mar del Plata y siempre me llama porque le gusta hacer cosas creativas. El 100% de los casos ya sé que el motivo de su llamado es para un nuevo folleto o evento para Navidad, Pascuas o alguna otra fecha importante.

Solemos dejar la creatividad limitada sólo a este espacio o para ciertos momentos. Creemos que en muchos casos no es prioritario perder tiempo pensando ideas o desafiando nuestra imaginación, seguramente responderle a un cliente es más importante que ponerse a jugar con la creatividad y nos acordamos de utilizarla para lo recreativo.

Pero qué pasa cuando la creatividad nos resuelve un problema importante o nos soluciona algo que nos generaba mucha pérdida. Pensemos, por ejemplo, que en el proceso de nuestra producción hay mucho desperdicio de materia prima y tenemos que pensar cómo reducirlo o en su defecto qué se podría hacer para recuperar ese desperdicio. De repente, es un tema que pasa a ser prioritario para nuestra empresa pero así y todo no le damos lugar al proceso creativo porque es un tema serio como para jugar a las ideas y generalmente cometemos un error que de chicos no cometíamos y es el de creer que lo creativo es contrario a lo serio e importante. Pero sólo una buena idea podría devolvernos el dinero que se pierde en materia prima.

Cuestiones de este tipo se presentan día a día en las empresas. Las grandes empresas tienen grandes departamentos para atender cada tema pero las pymes no tienen una estructura para esto. Es por eso que la creatividad es un bien común de todos y la única que no nos demanda gastos extras más que nuestro tiempo y nuestra mente.

Una buena idea o solución puede salvar nuestro negocio.

Hoy en día la dinámica del mercado hace que no podamos quedarnos quietos e innovar es parte de la actividad, entonces…

¿Cómo incorporamos el proceso creativo en nuestra empresa?  

Reconsiderar la creatividad puertas adentro: Lo primero que debemos cambiar es nuestra idea sobre el trabajo. Crear, innovar y generar ideas tanto si somos los dueños como los empleados. Tiene que estar alineada toda la empresa con la filosofía, porque si somos dueños y vamos a estar cuestionando las ideas o las prioridades de nuestros empleados que dedican parte del tiempo a pensar, o somos empleados y cuando nuestro jefe viene con ideas para aplicar no lo creemos importante. De uno u otro lugar estamos cortando el proceso.

Identificar el problema:

Incorporar la creatividad es un ejercicio continuo y parte siempre de ir detectando problemas o poniéndose desafíos para empezar luego con el juego de las soluciones, tenemos que tomar nota tanto de esos problemas chicos que se repiten a diario como aquellos grandes que hace años no podemos resolver.

Cambiar el punto de vista:

La empatía, dicho de forma simple, es ponerse en los zapatos del otro y poder conectar con su forma de ver y sentir. Si tenemos que resolver algo para nuestros clientes o nuestros empleados tenemos que sumar su óptica a nuestra experiencia y crear a partir de conocer desde su lugar el problema.

Para generar una idea innovadora debemos empatizar con los diferentes actores, entenderlos y detectar oportunidades. Para ello debemos conocer sus problemas y cómo los resuelven, pero también cómo se informan, cómo se comunican, cómo legitiman a los demás actores, cómo toman sus decisiones y sobre todo POR QUÉ. A partir de allí, agregar nuestra visión, intuición, e interpretar lo que escucha y observa, para generar sus propios supuestos e ideas; arriesgarse y probar. Henry Ford dijo: “Si le hubiese preguntado a la gente que quería, me hubiesen contestado un caballo más rápido”.

Darle tiempo a las ideas  y no darse por vencido: Suele suceder que si no tenemos una solución inmediata o una idea brillante dejamos todo como está y no se piensa más sobre el problema. Las ideas necesitan tiempo. Tenemos que compartir el problema, observar, escuchar, interpretar y todo esto necesita tiempo. A veces la innovación deviene de juntar diferentes partes separadas o mirar cómo resolvieron otros un problema parecido y adaptarlo.

Compartir: Transmitirle a otro que estás trabajando en algo que querés resolver o crear y viceversa nos ayuda a interactuar dentro de la empresa, y esto no sólo ayuda a generar vínculo entre todos sino que la colaboración es una parte fundamental en la generación de ideas, hace que tal vez un aporte mínimo desde otro lugar sea la llave que le faltaba a uno para despertar una idea.

Generar prototipos o pruebas reales: Muchas ideas no se realizan por el hecho de que demandan un cambio muy grande o mucho trabajo para poder ver resultados o si funciona como creemos.

Para eso una técnica es la de crear prototipos. Prototipar es la manera de buscar una forma rápida de implementar la idea para ver cómo funciona en la realidad. Es un concepto que se usa mucho en la industria automotriz pero sirve para todo, es implementación rústica con el fin de comprobar lo que queremos. Es sacar nuestra idea a la pista de pruebas y ver como corre.

Evaluar: Tenemos que tener siempre presente para que se pensó la idea y saber si mejoramos algo luego del proceso. Para eso tenemos que tener siempre la forma de evaluar lo que realicemos.

Para cerrar el primer paso es dedicarle un tiempo, un desayuno a la semana, aprovechar para distenderse de la rutina, conectarse como equipo y jugar con las soluciones.

 

Tags: Creatividad, Innovación, Marca, Proceso creativo, Design thinking.

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